Año a año se ve reflejada la necesidad de que las comunidades educativas apoyen la formación ciudadana, con el objetivo de avanzar hacia una sociedad democrática que cuente con valores, respetuosa de los derechos humanos, del medio ambiente, inclusiva y participativa.
Precisamente, aspectos que resultan fundamentales para que una sociedad cumpla con estos estándares son la participación y la democracia, que desarrollan el pensamiento crítico y ayudan al respeto personal. Este conjunto de habilidades promueve un proceso formativo que involucra a niños y niñas, permitiendo un desarrollo íntegro hasta ser adultos.
A su vez, la democracia permite que en las instituciones escolares, principalmente en los primeros años, existan espacios de participación, debate fundamentado e intercambio de ideas, generando mayor sentido de pertenencia en la comunidad educativa.
Generar estos espacios de encuentro promovidos por cada establecimiento, involucrar a la comunidad, generar sentido de identificación y una vida democrática fomentan el desarrollo de habilidades y actitudes necesarias para desarrollar este aspecto.
Los colegios y escuelas forman personas, y si el aprendizaje está bien hecho, esto logrará que cada individuo pueda pensar y forjar ciudadanos. Si la escuela no está organizada democráticamente, no brindará estos espacios tan necesarios para el desarrollo humano.
Opinar, tener espacios de diálogo y de propuestas es justamente el lugar que permite la manifestación de que los seres humanos alcancen su proceso de desarrollo He ahí la importancia de formar un colectivo dialógico.
