Convivencia y violencia escolar: Cómo prevenir y cuidar el bienestar de la comunidad

BRAVE UP!

abril 10, 2024

La convivencia escolar, entendida como el  “conjunto de las interacciones y relaciones que se producen entre los distintos actores de la comunidad” (Mineduc, 2019, p.12), es un fenómeno social, cultural  y complejo de trabajar debido a las múltiples aristas que incorpora. 

En este escenario, los establecimientos se ven en el desafío constante de articular diversos programas, intervenciones y acciones que les permitan crear espacios sanos y nutritivos que posibiliten una buena convivencia entre todos los actores de la institución. 

En el marco del mes de la convivencia escolar, queremos reunirnos para reflexionar y trabajar sobre la importancia de cultivar y mantener climas escolares positivos, que mejoren la calidad de la convivencia, involucrando a toda la comunidad y reconociendo todos los beneficios que esto generara en el bienestar de las personas y su  experiencia educativa. 

En primer lugar, señalar que desde BRAVE UP! entendemos el clima escolar como la percepción que tiene cada persona de la comunidad respecto a los diferentes aspectos de la escuela, es decir, “es la sensación que una persona tiene a partir de sus experiencias en el sistema escolar” (Arón y Milicic, 2011, p. 118), lo cual, se condice con lo planteado por el Mineduc (2019) en cuanto refieren al clima como aquellas “Percepciones que tienen los sujetos de las relaciones y de las condiciones del ambiente en el que estas se producen” (p. 12).

En base a lo anterior, se comprende que el clima escolar es un aspecto latente pero fundamental tanto para el bienestar de la comunidad escolar como para el éxito de los distintos procesos educativos, ya que impacta significativamente en la “conducta, disposición y rendimiento de los distintos actores de la comunidad” (Ministerio de Educación de Chile, 2024).

Los climas escolares se pueden dividir en dos categorías: nutritivos y tóxicos (Milicic, N., & Arón, A. M, 2000). Los primeros promueven la justicia, se valora positivamente el trabajo y la diversidad, se toleran errores, se fomenta la participación, el crecimiento personal, entre otros. Mientras que los segundos se caracterizan por la percepción de injusticia, la descalificación, la ausencia de reconocimiento, evasión de conflictos o resolución violenta (Arón y Milicic, 2011).

Estos tipos de climas pueden desencadenar una serie de situaciones graves dentro de los establecimientos, siendo algunas de ellas: prácticas de acoso o ciberacoso, agresiones, amenazas, insultos, entre otros hechos de violencia. 

Frente a este escenario, se hace necesario levantar el preocupante hecho de que las situaciones de violencia en los colegios son cada vez más frecuentes, e incluso según un estudio realizado por la Universidad de Chile(2022), un 70% de los(as) estudiantes chilenos(as) han sido víctimas de alguna agresión. Lo cual, se condice con lo establecido por la Superintendencia de Educación(2022), donde se refiere a que la denuncia en materia de convivencia escolar con mayor frecuencia fue la de maltrato a párvulos y/o estudiantes con un 62,8% (Bravo y Ramírez, 2023). Al comparar el mismo dato entre 2019 y 2022, se puede ver que estos casos aumentaron un 31,9%.

En este punto es necesario enfatizar que estas vivencias no solo son percibidas por estudiantes, sino también por cualquier miembro de la comunidad educativa, lo que nos lleva a reflexionar respecto a la reciente noticia de una docente de Antofagasta quien fue, de acuerdo al relato de su familia, víctima de maltrato y amenazas.

De acuerdo al relato, la docente, durante un periodo vivió situaciones de acoso y amenazas por parte de una estudiante y su apoderado(a). Si bien, denunció estos hechos a través de los canales dispuestos por el colegio, no recibió el apoyo ni solución esperado a sus denuncias, siendo cada vez más constante el acoso y hostigamiento vivido.  Ante esta situación, y frente a las diversas formas de maltrato a las que estaba siendo expuesta, la docente decidió quitarse la vida. 

Esta lamentable situación ha visibilizado y posicionado en el debate el preocupante aumento de las distintas situaciones de violencia que viven los equipos educativos, violencias que se pueden manifestar a través del acoso físico y/o emocional, intimidación, amenazas, insultos, hostigamiento, entre otros. 

Bravo y Ramírez (2023) comentan que entre 2019 y 2022 la denuncia de maltrato a adultos de la comunidad educativa pasó de 206 a 311 casos, es decir, aumentó un 51%. En ese mismo año, de acuerdo a datos de BRAVE UP!, de 445 docentes participantes en un estudio, 110 advirtieron haber sido víctimas de maltrato en la escuela y 45 en espacios digitales. 

De acuerdo al Informe de Análisis de la Encuesta Nacional de Violencias en la escuela (Zurita y Quiroz, 2023) la forma más habitual de violencia que se utiliza contra docentes son los insultos, resaltando que 2.330 educadores(as) indicaron haber sufrido este tipo de agresión. 

Estas experiencias no solo nos invitan a reflexionar y cuestionar el apoyo y protección que tienen los equipos educativos y asistentes de la educación al interior de los colegios, sino que también levantan múltiples preocupaciones respecto a todas las situaciones de violencia a las que están expuestos día a día, y a la forma en que esto puede afectar su bienestar físico, psicológico y su capacidad para desempeñar sus distintas labores educativas. 

Frente a este escenario, resulta fundamental que tanto las políticas públicas como los establecimientos puedan garantizar y cuidar a cada persona que conforma su institución, relevando en primer lugar la importancia del bienestar de toda la comunidad. Así, como indica el Ministerio de Salud (2019):

La prevención de la conducta suicida en escuelas y liceos debe ser parte de una cultura escolar que se moviliza por la protección y el cuidado de la salud mental de todos sus integrantes, incluyendo acciones específicas para la promoción de su bienestar y la prevención de problemas o situaciones que ocurren al interior de la escuela (p.17).

Colegios, escuelas y liceos tienen el desafío y la urgencia de reconocer la gravedad de estas situaciones y de generar planes y estrategias proactivas y preventivas que eviten y eliminen todo tipo de conductas violentas en la comunidad escolar. Ante esto, disponer de herramientas y protocolos concretos que entreguen orientaciones, acciones y planes sistémicos que puedan garantizar el cuidado y salud de todos los actores, será clave para su bienestar, desarrollo integral y experiencia educativa.

¿Qué se puede hacer desde el colegio?

En primer lugar, el colegio debe contar con una serie de protocolos establecidos desde el Ministerio de educación y la Superintendencia, entre los que se encuentra el protocolo ante “Situaciones de maltrato, acoso escolar o violencia entre miembros de la comunidad educativa”, el cual, tiene como objetivo entregar orientaciones, estrategias y determinar pasos a seguir frente a alguna situación de esta índole. Este protocolo también incluye a los responsables de aplicar medidas ante situaciones de violencia. 

Para fomentar climas escolares nutritivos desde BRAVE UP! recomendamos:

  1. Promover actividades reflexivas relacionadas a temáticas de convivencia escolar como: violencia, acoso y ciberacoso, inclusión, no discriminación, equidad de género, entre otros que permitan a todos los estamentos expresar sus opiniones, generar reflexiones y dialogar sobre la importancia de promover climas positivos que nutran la convivencia. Se espera que se puedan generar espacios de confianza, seguros, de comunicación fluida y escucha activa, para el desarrollo de un ambiente sano y de confianza para todos(as).
  2. Construir un reglamento interno claro y preciso que esté en línea con el proyecto educativo y la normativa ministerial e incorpore en sus bases la preocupación por promover ambientes sanos y nutritivos para toda la comunidad educativa. Se sugiere incorporar a la misión y visión elementos como: respeto, empatía, inclusión, no discriminación entre otros. Además es fundamental que este documento se visibilice y difunda con toda la comunidad educativa. 
  3. Co construir en conjunto como comunidad un manual de convivencia que establezca los modos de convivir que desean para su comunidad. Para ello, se pueden orientar en las circulares, informes y documentos entregados por el Ministerio de Educación y la Superintendencia de Educación. Se espera que este documento esté en constante revisión con la comunidad educativa de tal manera que todos puedan ser parte activa de los distintos procesos que se realizan en la escuela. 
  4. Construir y actualizar constantemente en los reglamentos institucionales, protocolos de actuación ante situaciones que puedan afectar la convivencia escolar en la escuela, estos deben ser construidos sobre las bases estipuladas por el Ministerio de Educación y la Superintendencia de Educación. Es fundamental que estos protocolos sean difundidos a toda la comunidad educativa, de tal manera que cada miembro de la comunidad sepa cómo actuar frente a determinadas situaciones.
  5. Crear o visibilizar canales de comunicación efectivos en la comunidad educativa los cuales indiquen a quién o quiénes acudir ante alguna situación que pueda afectar en la convivencia escolar: por ejemplo ante situaciones de violencia o acoso. Además, estos canales deben ser reconocidos por todos los estamentos y a través de ellos difundir información clave como reglamentos, normativas y protocolos. Contar con estos canales de comunicación formales puede ayudar a generar una red integral de apoyo para todos(as) quienes formen parte de la comunidad educativa.
  6. Fomentar la participación de todos los estamentos a través de concejos, reuniones o actividades que permitan expresar las ideas, sugerencias y preocupaciones que se van dando en el día a día.
  7. Fomentar instancias que les permitan a los estamentos desarrollar habilidades y herramientas para resolver conflictos de manera dialogada, pacífica y constructiva.
  8. Realizar actividades o charlas para todos los estamentos que fomenten la empatía y el respeto hacia los demás. Además, se sugiere trabajar sobre los hitos y efemérides del Ministerio de Educación que buscan promover la inclusión y no discriminación como: el día internacional contra la homofobia, transfobia y bifobia, día de los pueblos originarios, entre otros.
  9. Realizar sistemáticamente charlas o talleres para los(as) estudiantes enmarcadas en temáticas que afectan la sana convivencia: acoso (ciber) escolar, agresiones, resolución de conflictos, violencia, entre otros. Es fundamental que en estas instancias se eduque y trabaje con los(as) estudiantes la importancia de entender las causas y consecuencias de la violencia y agresiones, concientizando en que la violencia es una problemática sistémica que afecta a toda la comunidad. 
  10. Reconocer y premiar logros en la escuela, los cuales a todos los estamentos, esto los hará sentirse valorados, respetados y comprometidos con la institución. 
  11. Capacitar constantemente a los equipos de convivencia/orientación, docentes, y administrativos en temáticas de violencia escolar, con el fin de identificar sus principales motivos, formas y consecuencias, lo cual, permitirá abordarla de forma más integral y formativa.

Los colegios tienen el gran desafío de lograr espacios educativos libres de discriminacion y violencia, que promuevan ambientes sanos que favorezcan el desarrollo integral y el bienestar socioemocional de cada persona. Para hacerlo, es fundamental trabajar constantemente en la promoción de climas escolares nutritivos, que permitan el desarrollo exitoso de la experiencia educativa, lo cual no abarca solo a estudiantes, sino que debe considerar también al mundo adulto. 

A partir de este relato hemos podido revisar cómo la violencia escolar afecta tanto a estudiantes como a los(as) adultos(as) que componen el colegio, por lo que se hace necesario que la escuela tome medidas preventivas y formativas que ayuden a evitar climas escolares tóxicos que puedan llevar a casos como el de la docente de Antofagasta.

Construir un clima escolar nutritivo y sano es trabajo de todos(as) quienes componen la escuela, y para lograrlo es necesario que todos se comprometan con el bienestar, el respeto, la seguridad y la empatía, no solo de mi y mi amigo(a) o compañero(a) más cercano, sino que de todas las personas con las que se construye día a día la comunidad educativa.

Referencias bibliográficas

Arón, A.M. y Milicic, N. (2011). Climas sociales tóxicos y climas sociales nutritivos para el desarrollo personal en el contexto escolar.  Psykhe, 9(2), 117 – 123. https://revistaaisthesis.uc.cl/index.php/psykhe/article/view/20495/16957 

Bravo, M. y Ramírez, P. (2023). Denuncias por convivencia escolar al cuarto trimestre de 2022: Una revisión general, por tema, subtema y región. Núcleo cientifico tecnológico de ciencias sociales y humanidades https://nucleocienciasociales.ufro.cl/wp-content/uploads/2023/04/Informe-Violencia-Escolar-OCCBE-4°trimestre.pdf 

Centro de Desarrollo de Liderazgo Educativo y Universidad Diego Portales (2019). Convivencia escolar para líderes educativos. Editorial CEDLE. https://liderazgoeducativo.udp.cl/cms/wp-content/uploads/2020/04/191204-CE2ed.pdf 

Ministerio de Salud (2019). Recomendaciones para la prevención de la conducta suicida en establecimientos educacionales. https://www.minsal.cl/wp-content/uploads/2019/03/GUIA-PREVENCION-SUICIDIO-EN-ESTABLECIMIENTOS-EDUCACIONALES-web.pdf  

Valoras Universidad Católica (2008).Clima social escolar. Editorial Valoras UC. http://valoras.uc.cl/images/centro-recursos/equipo/FormacionDeComunidad/Documentos/Clima-social-escolar.pdf 

Zurita, E. y Quiroz, J. (2023). Análisis de la Encuesta Nacional de Violencias en la escuela: Institucionalidad educativa y violencia escolar en el Chile actual. Programa Transversal de Educación de la Universidad de Chile. https://www.colegiodeprofesores.cl/2023/11/27/ya-estan-disponibles-informes-tras-sondeo-docentes-ante-las-violencias-en-al-escuela/ 

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