Un(a) estudiante rechazado(a) es aquella persona que, en el contexto escolar, experimenta el rechazo y la exclusión por parte de sus compañeros. Estos(as) estudiantes son marginados(as) y pueden enfrentar dificultades para establecer relaciones positivas y duraderas con sus pares [1]. Así, el rechazo escolar, se refiere al grado de apatía que un(a) niño(a) o adolescente recibe desde su grupo de pares [2].
El rechazo puede manifestarse de diversas formas, tales como el relegamiento, el acoso o la exclusión activa. A la vez, las investigaciones sobre el rechazo entre pares se han centrado en identificar altos índices de comportamiento agresivo en los(as) estudiantes rechazados(as) [3], pero también se ha sugerido que no todos(as) los(as) escolares rechazados(as) son agresivos(as) y que no todos(as) los(as) estudiantes agresivos son rechazados(as) por sus compañeros(as) [4].
Por esto, es importante identificar las dinámicas de los(as) estudiantes rechazados(as), su potencial y rol dentro de la convivencia escolar general. La teoría del análisis de redes sociales a través de sociogramas puede ayudar a comprender la dinámica de este tipo de estudiantes dentro de un grupo escolar. En términos prácticos, estos(as) estudiantes suelen tener una baja frecuencia de selección por parte de sus compañeros(as) en relaciones positivas, como amistades o cercanía, y pueden experimentar una mayor cantidad de relaciones tensionadas o negativas. A menudo, son percibidos(as) como personas difíciles de relacionarse, con comportamientos disruptivos o agresivos [3].
En este contexto, el objetivo de esta nota es destacar los principales elementos diferenciadores de los(as) estudiantes rechazados(as), con el fin de proporcionar una comprensión más precisa de su situación y facilitar el desarrollo de estrategias de intervención más efectivas.
¿Quiénes son los(as) estudiantes rechazados(as)?
Para que un(a) estudiante presente un perfil de rechazado(a), desde la sociometría [5], se afirma que debe presentar una cantidad mayor al promedio del grupo en nominaciones negativas y menor al promedio grupal en nominaciones positivas: muchos(as) lo(a) identifican como uno(a) de los(as) estudiantes que menos le agradan y muy pocos(as) como uno(a) de aquellos(as) que más le agradan. A la vez, debe presentar un bajo nivel de preferencia social.
Para evidenciar cómo se compone este grupo, te presentamos un ejemplo: En el grupo escolar de Luisa, hay 38 estudiantes -incluyéndola a ella-. Se le solicitó a cada integrante del grupo que seleccionara a aquellos pares que más le agradan -nominaciones positivas- y a aquellos que menos le agradan -nominaciones negativas-. En los resultados, se evidencia que Luisa obtuvo 3 nominaciones positivas y 6 negativas, tal como se muestra en la Figura 1. Para saber si la preferencia social es baja respecto a su grupo, primero, calculamos el promedio – el cual es 4- y la desviación estándar -la cual es 2-. Luego, se calcula el promedio de nominaciones positivas -lo cual resulta en 2- y negativas -lo cual resulta en 5- dentro del grupo. Las desviaciones estándar fueron de una nominación para ambos indicadores. A partir de estos valores, se debe replicar el siguiente procedimiento para determinar si Luisa es o no una estudiante rechazada:
- Calcular la Preferencia Social (agrado): 3 – 6 = -3
- Estandarizar la Preferencia Social:
- Preferencia Social Estandarizada: (-3 – 4 ) / 2 = -3,5
- Estandarizar la cantidad de Nominaciones Positivas:
- Puntaje estandarizado de Nominaciones Positivas: 3 – 5 / 1 = -2
- Estandarizar la cantidad de Nominaciones Negativas:
- Puntaje estandarizado de Nominaciones Negativas: 6 – 2 /1 = 4
- Chequear si cumple con los criterios de pertenencia al grupo [5]:
- Preferencia Social Estandarizada menor a -1: se cumple. Este criterio corrobora que el estudiante se encuentra significativamente por debajo del promedio del grupo en cuanto a Preferencia Social.
- Puntaje estandarizado de Nominaciones Negativas mayor a 0: se cumple. Este criterio corrobora que el estudiante se encuentra por encima del promedio del grupo en cuanto a cantidad de Nominaciones Negativas.
- Puntaje estandarizado de Nominaciones Positivas menor a 0: se cumple. Este criterio corrobora que el estudiante se encuentra por debajo del promedio del grupo en cuanto a cantidad de Nominaciones Positivas.
En este ejemplo, se observa que, a pesar de que Luisa tiene 6 nominaciones negativas y 3 positivas, su estatus no es controversial. Esto debido a que la cantidad de nominaciones positivas que recibe se encuentra por debajo del promedio del curso.
Figura 1: Ejemplo de estudiante en la categoría de estatus rechazado(a).
¿A qué se asocia el estatus de estudiante rechazado(a)?
El estudio de las causas y consecuencias asociadas a ser rechazado(a) en contextos escolares provee de información valiosa para el diseño de políticas públicas y estrategias escolares. Sin embargo, separar las causas y consecuencias implica un importante desafío metodológico, un ejemplo claro es la relación causa consecuencia entre el ser rechazado y el ser agresivo. Estos dos aspectos están intrincadamente entrelazados, formando un ciclo complejo en el cual el rechazo puede conducir a la agresión y, a su vez, la agresión puede generar un mayor rechazo. Por una parte, el rechazo puede alimentar sentimientos de ira, frustración y soledad, impulsando así respuestas agresivas como una forma de defenderse o buscar venganza. Por otro lado, la manifestación de comportamientos agresivos también puede desencadenar el rechazo por parte de los demás, creando un círculo vicioso en el que ambas experiencias se retroalimentan [9].
A pesar de la complejidad antes descrita en la identificación de causas y consecuencias, el rechazo por parte de los(as) compañeros(as) ha sido estudiado y asociado con múltiples consecuencias para el futuro de los(as) niños(as). Por ejemplo, cuando se ha comparado a los(as) estudiantes aceptados(as) con los(as) estudiantes rechazados(as) se ha encontrado que los(as) últimos(as) experimentan mayores niveles de ansiedad, soledad y depresión [6]. Así mismo, el rechazo de los(as) compañeros(as) durante la infancia también se ha asociado con tasas más altas de comportamiento agresivo, problemas de conducta y abuso de sustancias en la adolescencia [7,8,9]. Incluso se han encontrado correlaciones entre el rechazo de los(as) compañeros(as) y el fracaso académico.
Además, se ha estudiado el rol de las competencias comunicativas orales [11] como factor especialmente relevante en cuanto al rechazo que puede percibir un(a) estudiante desde sus pares: especialmente, en cuanto a la autorregulación de actitudes agresivas, lo cual se identifica como un factor de riesgo para ser rechazado(a). En específico, se distingue entre dos formas de competencias comunicativas: aquellas vinculadas con el discurso que es dirigido hacia otros(as) -social- y aquel que es dirigido hacia uno(a) mismo(a) -interno-. Mientras el primero es usado con propósitos comunicativos en relación a los demás, el segundo permite planear, coordinar y revisar las propias acciones. Dificultades en estos ámbitos se asocian significativamente al ser categorizado(a) dentro del estatus rechazado [11].
Dentro de la tipología de estudiantes rechazados(as) se han descrito dos subgrupos, los(as) estudiantes rechazados(as) agresivos(as) y los rechazados(as) introvertidos(as). La evidencia sugiere que estos subgrupos se relacionan con diferentes riesgos y tipos de resultados negativos. Los(as) rechazados(as) agresivos(as) tienen un mayor riesgo de dificultades de externalización, por ejemplo, delincuencia, y comportamiento disruptivo. Mientras que los niños rechazados(as) introvertidos(as) tienen un mayor riesgo de dificultades de internalización, tales como: depresión, soledad, baja autoestima y altos niveles de ansiedad [10].
Realidad BRAVE UP!
De la muestra de estudiantes de la comunidad BRAVE UP! del 2022 (9K) se identificó que el 4% de ellos pertenecían a la tipología de estudiantes rechazados(as), lo que equivale a un total de 353 estudiantes. Observándose la mayor concentración de estudiantes rechazados(as) en el cuarto año de educación media, representando un 5.2% de su nivel.
Además, al evaluar el bienestar de los(as) estudiantes, hemos encontrado datos significativos. Al preguntarles cómo se han sentido dentro del colegio en los últimos tres meses, el 8.9% de nuestra muestra declaró sentirse mal o muy mal. Sin embargo, al analizar específicamente a los(as) estudiantes rechazados(as), este porcentaje se eleva drásticamente al 15.1%. De manera similar, al considerar el bienestar fuera del colegio, hemos observado un aumento del porcentaje de estudiantes que se sienten mal o muy mal, pasando del 8.3% en la muestra general al 10.8% en el grupo de estudiantes rechazados.
Un hallazgo especialmente relevante en nuestros datos, y muy alineado con la literatura, es la correlación entre los estudiantes víctimas de agresión y la tipología de estudiantes rechazados(as). Mientras que el 4% de la población general de estudiantes se clasifica como rechazados(as), este porcentaje se eleva a más del doble, alcanzando un 7.9%, entre las víctimas de agresión. Este hecho evidencia una mayor concentración de estudiantes rechazados(as) dentro del grupo de estudiantes que han reportado (o auto reportado) ser víctimas de agresión.
Conclusiones
En conclusión, los(as) estudiantes rechazados(as) son aquellos(as) que experimentan exclusión y rechazo por parte de sus compañeros en el contexto escolar. Pueden enfrentar dificultades para establecer relaciones positivas y duraderas, lo que puede afectar su bienestar emocional y social a largo plazo: experimentando consecuencias negativas como ansiedad, depresión, problemas de conducta y bajo rendimiento académico.
Existen subgrupos de estudiantes rechazados(as), entre ellos podemos destacar los(as) agresivos(as) y los(as) introvertidos(as). En esta línea, respecto al primer grupo se ha encontrado una relación compleja entre el rechazo y la agresión, en la cual ambos se retroalimentan. Además, cada subgrupo presenta diferentes riesgos por lo que es crucial identificar y comprender sus particularidades para desarrollar estrategias de intervención efectivas y promover un buen ambiente escolar.
Los datos de la comunidad BRAVE UP! revelan una preocupante prevalencia de estudiantes rechazados(as), especialmente en ciertos niveles educativos, lo que requiere una atención inmediata para mejorar su bienestar y promover una convivencia positiva. Además, se destaca la correlación entre el rechazo y la victimización por agresión, lo que indica una necesidad urgente de abordar estos problemas en conjunto.
Referencias
[1] López, E. E., Olaizola, J. H., Ferrer, B. M., & Ochoa, G. M. (2006). Aggressive and nonaggressive rejected students: An analysis of their differences. Psychology in the Schools, 43(3), 387-400.
[2] Bierman, K.L. (2004). Peer rejection. Developmental processes and intervention strategies. New York: Guilford Press
[3] Bierman, K.L., Smoot, D.L., & Aumiller, K. (1993). Characteristics of aggressive–rejected, aggressive (nonrejected), and rejected (nonaggressive) boys. Child Development, 64, 139–151.
[4] Graham, S., & Juvonen, J. (2002). Ethnicity, peer harassment, and adjustment in middle school: An exploratory study. Journal of Early Adolescence, 22, 173–199.
[5] Coie, J. D., Dodge, K. A., & Coppotelli, H. (1982). Dimensions and types of social status: A cross-age perspective. Developmental psychology, 18(4), 557.
[6] Reijntjes, A., Kamphuis, J. H., Prinzie, P., & Telch, M. J. (2010). Peer victimization and internalizing problems in children: A meta-analysis of longitudinal studies. Child abuse & neglect, 34(4), 244-252.
[7] Dodge, K. A., Lansford, J. E., Burks, V. S., Bates, J. E., Pettit, G. S., Fontaine, R., & Price, J. M. (2003). Peer rejection and social information‐processing factors in the development of aggressive behavior problems in children. Child development, 74(2), 374-393.
[9] Miller-Johnson, S., Coie, J. D., Maumary-Gremaud, A., Bierman, K., & Bierman, K. (2002). Peer rejection and aggression and early starter models of conduct disorder. Journal of abnormal child psychology, 30, 217-230.
[9] Prinstein, M. J., & La Greca, A. M. (2004). Childhood peer rejection and aggression as predictors of adolescent girls’ externalizing and health risk behaviors: a 6-year longitudinal study. Journal of consulting and clinical psychology, 72(1), 103.
[10] McDougall, P., Hymel, S., Vaillancourt, T., & Mercer, L. (2001). The consequences of childhood peer rejection. Interpersonal rejection, 213-247.
[11] Van der Vilt, F., Van der Veen, C., Van Kruistum, C.,Van Oers, B. (2019). Why Do Children Become Rejected by Their Peers? A Review of Studies into the Relationship Between Oral Communicative Competence and Sociometric Status in Childhood. Educational Psychology Review, 31, 699-724.