Nota realizada por equipo de Comunicaciones y Analítica Avanzada
En términos generales, la mediación es un proceso estructurado en el cual una tercera parte neutral e imparcial -el(la) mediador(a)- ayuda a dos o más personas a negociar una resolución integradora a su conflicto [1]. En el contexto escolar, si bien las autoridades de la escuela cumplen un rol fundamental en la mediación de conflictos entre estudiantes, la evidencia sugiere que son estos(as) mismos(as) quienes cuentan con el potencial de asumir el papel de tercera parte neutral, en tanto la mediación por pares ha desempeñado un rol crucial en la promoción de ambientes de aprendizaje positivos y enriquecedores al interior de las salas de clases [2,3]. En este sentido, el estudiantado tiene la importante tarea de facilitar la comunicación, resolver conflictos y fomentar la colaboración al interior del estamento.
Estudiantes como buenos(as) mediadores(as)
Lo que constituye a un(a) estudiante como mediador(a) es que actúa como facilitador(a) en la interacción entre sus compañeros(as), ayudándoles a expresar sus ideas y opiniones de manera respetuosa y constructiva. De esta forma, las principales características de un(a) buen(a) mediador(a) están relacionadas con la capacidad de resolver conflictos de manera constructiva y la capacidad de escucha efectiva [4]. Así, logrando promover la comunicación eficaz, se crea un clima de confianza y apertura que favorece el intercambio de conocimientos y experiencias entre los(as) estudiantes.
En la práctica, los(as) mediadores(as) se aseguran de que cada voz sea escuchada y valorada, promoviendo la colaboración y el trabajo en equipo, así como también la participación activa de todos los(as) integrantes del grupo. De esta forma, estimulan la participación conjunta de los(as) estudiantes en proyectos y actividades grupales, fomentando el respeto por las ideas y habilidades de cada miembro del equipo. Así, al trabajar juntos, los(as) estudiantes desarrollan habilidades de comunicación efectiva, resolución de problemas y toma de decisiones compartidas, lo que les prepara para enfrentar desafíos futuros, tanto dentro como fuera del entorno escolar. Finalmente, los(as) mediadores(as) se constituyen como personas que colaboran en la resolución de conflictos y potencian una sana convivencia en el ambiente escolar.
Es importante destacar que cualquier estudiante puede asumir el rol de mediador(a), las cualidades de este tipo de estudiantes, en general, son formadas por las comunidades educativas, sin embargo, existen estudiantes que de forma natural las han desarrollado o son propias de sus rasgos personales. A la vez, resulta fundamental empoderar a los(as) estudiantes para potenciarlos(as) como mediadores(as), dado que se fomenta la responsabilidad individual y se promueve la construcción de una comunidad escolar inclusiva y solidaria.
En conclusión, la detección de este tipo de estudiantes es relevante, pues sin mayor esfuerzo en formación pueden aportar a una mejor convivencia escolar. Los(as) profesores(as) y encargados(as) de convivencia son una fuente de información relevante en este proceso, la que complementada con un análisis de las interacciones sociales pueden agilizar la identificación de estos importantes actores dentro del aula.
Referencias
[1] Johnson, D. W., & Johnson, R. (1995c). Teaching students to be peacemakers (3rd ed.). Edina, MN: Interaction Book
[2] Johnson, D. W., & Johnson, R. T. (1996). Conflict resolution and peer mediation programs in elementary and secondary schools: A review of the research. Review of educational research, 66(4), 459-506.
[3] Iakab, A. & Iovu, M. (2020). Conflict mediation between elementary school children. Educația Plus, 26(1), 154-164.
[4] Thompson, S. (1996). Peer mediation: A peaceful solution. School Counselor, 44 (2),151 155.