Nota realizada por el Equipo de Analítica Avanzada de BRAVE UP!
¿Qué es el aislamiento? ¿Por qué se produce?
El aislamiento escolar es una realidad silenciosa que experimentan muchos(as) de los(as) niños(as) y adolescentes. Para entender el fenómeno del aislamiento escolar, hay que partir de la base de que “los(as) humanos(as) somos una especie social”, es decir, tenemos una necesidad inherente de sentirnos conectados con los(as) demás y de sentir que pertenecemos a un grupo. Cuando el aislamiento escolar es consecuencia de la exclusión social generada por terceros, se considera un tipo de agresión, que muchas veces pasa desapercibido y la comunidad educativa no lo reconoce como tal (Del Barrio et al. 2008). En concreto, algunos ejemplos de exclusión social son: dejar a alguien fuera del grupo a propósito sabiendo que esto lo lastimará; decir a otros(as) estudiantes que no sean amigos(as) de alguien; y avergonzar a alguien en público cuando intenta acercarse al grupo.
Partiendo de esa premisa, numerosos estudios han tratado de comprender las implicancias del aislamiento escolar, y cada vez hay más pruebas que demuestran que si no se satisface esta necesidad social, el cuerpo reacciona de determinadas maneras que son perjudiciales para la salud y el bienestar. Evidencia internacional reciente muestra que los efectos del aislamiento social podrían agruparse en tres grandes dimensiones: el ámbito académico, la salud mental y la salud física (Ingram & London 2015).
Consecuencias del aislamiento escolar en niños(as) y adolescentes
Dentro del ámbito académico se pueden encontrar preocupantes consecuencias en términos de la disminución de la asistencia, malestar en el colegio, pérdida de motivación, abandono de estudios, menor participación en clases y peores calificaciones.
Figura 1: Efectos académicos del aislamiento social.
En relación a la salud mental, hay evidencia de consecuencias del aislamiento social con: ansiedad, depresión, baja autoestima, problemas de sueño y tendencia suicida.
Figura 2: Efectos en la salud mental del aislamiento social.
Por último, el aislamiento social puede llegar a tener los siguientes efectos en la salud física a lo largo de la vida: presión alta, obesidad, dolor de cabeza, dolor de estómago, aumento del riesgo de abuso de sustancias y problemas cardiovasculares.
Figura 3: Efectos en la salud mental del aislamiento social.
Realidad BRAVE UP!
A lo largo del año 2022, BRAVE UP! consultó en una muestra de más de 8.900 estudiantes respecto a las interacciones y vínculos que se despliegan en sus cursos. En particular, se les solicitó que indicaran a quiénes consideraban sus amigos(as) -vínculos positivos- y con quiénes preferirían no relacionarse -vínculos negativos-. Aquellos(as) que, en comparación con los(as) demás, presentaban un nivel bajo tanto de vínculos negativos como de positivos, son considerados estudiantes aislados. En esta línea, los resultados indican que 743 estudiantes, un 8,3% del total, se encontraban aislados en el periodo de aplicación del Sociograma y, en el 62,3% de los cursos en que se aplicó este instrumento, existe al menos un(a) estudiante aislado. A su vez, un 10% de los(as) estudiantes aislados son identificados como víctimas de situaciones de violencia escolar y un 41% indica sentirse muy mal, mal o regular dentro de la escuela.
Además, al indagar en las formas de violencia presencial que se presentan en las escuelas, se observa que, del total de estudiantes identificados como víctimas, un 20% son violentados mediante el aislamiento y/o rechazo. En contextos digitales, se observa que un 11% de los(as) estudiantes víctimas de ciberacoso son aislados(as) y/o rechazados(as). En la época actual, donde la convivencia digital no puede ser separada de la convivencia tradicional es importante ser capaces de detectar la exclusión en redes sociales (Pinto & Carreño 2015), este tipo de exclusión puede ser expresada a través de la exclusión en grupos de Whatsapp o la no incorporación en amigos(as) cercanos de Instagram.
¿Cómo abordarlo?
Para abordar este problema, se sugiere que antes de tomar alguna medida se diagnostique e identifique a los(as) estudiantes aislados(as), es decir, aquellos(as) que tienen una baja cantidad de vínculos -negativos y positivos- con sus compañeros(as). Se espera que esto se realice colaborativamente con cada profesor(a) jefe. Luego, es importante hacer seguimiento y observar a los(as) que están en condición de aislamiento, e indagar en cómo se sienten al respecto antes de planificar acciones, buscando con ello evitar la sobre intervención y la sobre exposición de estudiantes en particular.
Se recomienda que toda acción sea bajo una mirada sistémica, realizando actividades a nivel curso que fomenten la colaboración y cohesión de grupo. Ante casos más urgentes de atender, es fundamental conversar y acompañar a los(as) que estén viviendo esta situación y acudir a las familias para articular acciones y estrategias en conjunto que permitan mejorar su bienestar. Para estos casos, es relevante indagar también en las posibles razones del aislamiento, tanto a nivel individual como grupal.
Referencias
Del Barrio, C., Martín, E., Montero, I., Gutiérrez, H., Barrios, Á., & De Dios, M. J. (2008). Bullying and social exclusion in Spanish secondary schools: National trends from 1999 to 2006. International Journal of Clinical and Health Psychology, 8(3), 657-677.
Ingram, D., & London, R. (2015). The Health Consequences of Social Isolation “It Hurts More Than You Think”. Literature Review for Beyond Differences: Negative Correlates of Social Isolation.
Pinto R., & Carreño, D. (2015). Convivencia escolar en la era de la hiperconectividad. Cultura Educación y Sociedad 6(1). 149-164.