El desarrollo educativo de los jóvenes no solo se centra en el aprendizaje de materias, sino que también en el trabajo de capacidades motrices mediante la educación física. Está rama es implementada en los primeros años de enseñanza escolar, permitiendo el crecimiento de habilidades motoras, cognitivas y afectivas.
La educación física consiste en juegos, deportes, desplazamientos, funcionamiento corporal y ejercicios, en donde los jóvenes expresan su espontaneidad, creatividad y trabajan en equipo. Además, mejora las funciones cardiorrespiratorias y musculares.
Dependiendo del establecimiento educacional, además del acondicionamiento físico, otras opciones que hay para practicar son deportes como el fútbol, basquetbol o voleibol.
La educación física entrega múltiples beneficios tanto para la salud física y psicológica de los jóvenes, mejorando no tan solo estos aspectos personales, sino también el ámbito social, como el trabajo en equipo, interacción con sus pares y la personalidad.
Los jóvenes a través de la actividad física aprenden, ejecutan y crean nuevas formas de movimiento e interacción con los juegos, con las actividades recreativas y deportivas que se dan en la clase.
La clase de educación física debe ser ejecutada en un espacio abierto y asistido por la comunidad y docentes, acompañando en las mejoras deportivas del alumno y apoyándolo en aspectos emocionales y socialmente significativos, para que haya un ambiente de respeto y crecimiento.
En definitiva, la educación física es de suma importancia para aspectos físicos y psicológicos del alumno, que permiten un buen desarrollo de su aprendizaje y habilidades blandas, lo que beneficiará a los desafíos que se encuentren en su vida diaria.
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