Cada 13 de julio se conmemora uno de los trastornos más comunes de la etapa infantil y adolescente, que afecta al 6% de la población juvenil a nivel mundial. Se trata del déficit de atención e hiperactividad.
Esta conducta, agrupada con las siglas de TDAH, es un trastorno crónico y heredado que afecta al desarrollo emocional, cognitivo, conductual y social de los jóvenes hasta la edad adulta. Genera alteraciones en la conducta, como hiperactividad, impulsividad e inatención.
Precisamente, los rasgos de este trastorno afectan principalmente en la etapa escolar, ya que dificulta el rendimiento educacional, la falta de concentración, genera desobediencia y conducta agresiva.
A esto hay que sumar que los jóvenes pasan gran parte de sus jornadas en un centro escolar donde se ven expuestos a múltiples retos socioemocionales, personales, físicos y académicos. Por esto, la necesidad de apoyo y ayuda externa es fundamental para que los retos de los alumnos no se conviertan en muros que les coarten su proceso de aprendizaje.
Incluso, este trastorno puede afectar para toda la vida a una persona si no es diagnosticado y tratado a tiempo, desatando daños en la personalidad, baja autoestima y dificultades en las relaciones interpersonales, en la escuela o en el trabajo.
Sin embargo, este trastorno no es del todo negativo: como ya mencionamos es muy habitual en los jóvenes y desarrolla aspectos positivos, como la creatividad emocional, memoria visual, sentido del humor, habilidad al hablar, empatía y curiosidad.
Algunos consejos para manejar este trastorno al interior de la sala de clases:
- Dividir las tareas
- Dar tiempo de descanso para retomar la concentración
- Crear una rutina
- Hacer ejercicio físico diario
- Centrarse en una única actividad
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